Educar a los hijos es, quizás, la tarea más importante en la vida. Y la educación de cada chico se desarrolla fundamentalmente en la familia, pero también influyen otros escenarios: el colegio, escuela o instituto y el tiempo libre.
La escuela juega un papel decisivo en la educación. Los padres se esfuerzan por escoger un buen colegio -asumiendo mu¬chas veces importantes sacrificios- y por participar en la educación que allí se imparte hablando con los tutores, acudiendo a las reuniones que se convocan y de otras muchas maneras.
Pero, ¿y el tiempo libre? La experiencia demuestra que un ambiente familiar favorable y una buena escuela no son suficientes. El tiempo libre -la televisión, las diversiones, los amigos- tiene una notable trascendencia educativa. Por eso hay que contar con él a la hora de abordar un proyecto educativo familiar: éste es el origen de los clubes juveniles, que ofrecen a los padres una ayuda para que sus hijos se diviertan a la vez que aprenden, hacen amigos y se forman como personas.